El conflicto entre Palestina e Israel comenzó hace más de un siglo, cuando el movimiento sionista promovió la creación de un estado judío en la región de Palestina, entonces bajo control otomano. Tras la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, en 1948 se creó el Estado de Israel, desplazando a cientos de miles de palestinos, evento conocido como la Nakba. Desde entonces, disputas por la tierra, recursos y derechos han generado guerras, enfrentamientos y una profunda división. Los palestinos reclaman su derecho a un estado propio, mientras Israel busca mantener su seguridad y control territorial.

En los últimos años, la Franja de Gaza, controlada por el grupo Hamás desde 2007, ha sido el centro de una grave crisis humanitaria. Israel impuso un bloqueo que limita la entrada de bienes esenciales como alimentos, medicinas y combustible, argumentando razones de seguridad. Este bloqueo ha empeorado las condiciones de vida de los 2.2 millones de habitantes de Gaza, dejando a muchos sin acceso a lo básico para sobrevivir.

Hoy, en 2025, la situación en Gaza es desesperante. La ONU y organizaciones humanitarias alertan que la hambruna es inminente, con más de un millón de personas en riesgo de desnutrición severa. Según informes, al menos 122 personas, incluidos muchos niños, han muerto de hambre este año debido a las restricciones israelíes a la ayuda humanitaria. Además, se reportan ataques contra civiles que intentan acceder a alimentos, con más de 1,000 muertos en puntos de distribución de ayuda, según el Ministerio de Sanidad gazatí.

Israel ha anunciado “pausas humanitarias” para permitir la entrada de ayuda, pero estas medidas son insuficientes. La ONU denuncia que 6,000 camiones con suministros están bloqueados, y la población sufre una “catástrofe humanitaria” con desnutrición extrema, especialmente en niños y mujeres embarazadas. Organizaciones como Amnistía Internacional acusan a Israel de usar el hambre como arma de guerra, un crimen según el derecho internacional.

Este conflicto, con raíces históricas profundas, sigue causando sufrimiento. La comunidad internacional pide un alto al fuego y el fin del bloqueo para evitar más muertes. Sin embargo, las negociaciones entre Israel y Hamás no avanzan, y la población de Gaza sigue atrapada en una crisis que combina guerra, hambre y desesperación.