El Hospital Garrahan, inaugurado el 25 de agosto de 1987 en Buenos Aires, es el centro pediátrico más importante de Argentina. Su historia comenzó en 1969, cuando un grupo de médicos liderado por Carlos Gianantonio propuso crear un hospital de alta complejidad para niños. Nombrado en honor al pediatra Juan Pedro Garrahan, este hospital se convirtió en un modelo de atención gratuita y especializada, con más de 4200 trabajadores y tecnología de punta. Hoy, realiza el 50% de los trasplantes pediátricos del país y atiende un tercio de los casos de cáncer infantil, siendo un orgullo nacional.

El Garrahan es reconocido mundialmente por su calidad y compromiso con la salud pública. Cada año, atiende más de 600 mil consultas y realiza miles de cirugías complejas, salvando vidas de niños de todo el país. Su programa de telesalud conecta con más de 300 centros de salud en Argentina, llevando atención a lugares remotos. Además, cuenta con un Banco de Tejidos único en el sector público y lidera investigaciones que mejoran la atención médica. Este prestigio lo convierte en un pilar esencial para la salud de los más vulnerables.


Sin embargo, el hospital enfrenta una crisis. Desde 2024, su presupuesto está congelado, lo que ha generado protestas de médicos y residentes que reclaman mejores salarios. En abril de 2025, los residentes cobraban menos de lo necesario para superar la línea de pobreza, lo que llevó a renuncias masivas: 200 profesionales se fueron en un año y medio. Los trabajadores denuncian que los fondos no alcanzan para mantener la calidad de atención, mientras el gobierno nacional argumenta que el hospital tiene recursos suficientes, pero critica su gestión.

Esta situación pone en riesgo la calidad de la salud pública. Los médicos del Garrahan advierten que sin aumentos salariales y más presupuesto, la atención a los pacientes puede empeorar. La falta de recursos afecta la capacidad de atender casos complejos y mantener el equipamiento. Además, muchos profesionales están migrando al sector privado o al exterior en busca de mejores condiciones, lo que agrava la crisis.

El Hospital Garrahan es un símbolo de la salud pública de calidad, pero necesita apoyo urgente. Aumentar su presupuesto y mejorar los salarios no solo garantizaría la atención de miles de niños, sino que fortalecería un sistema de salud equitativo y accesible para todos. Es obligación del Gobierno Nacional proteger este tesoro y asegurar que siga siendo un faro de esperanza para las familias argentinas.